Una silenciosa catástrofe para el cristianismo
El gobierno de Egipto, presionado por extremistas islámicos, ante la indiferencia mundial, ha tomado posesión del monasterio cristiano en funcionamiento más antiguo de la historia
El monasterio Ortodoxo de Santa Catalina, activo durante 1,500 años en la península del Sinaí
El Monasterio de Santa Catalina, también conocido como Monasterio de la Transfiguración o Monasterio de la Zarza Ardiente, es uno de los monasterios cristianos en funcionamiento más antiguos del mundo. Se encuentra al pie del Monte Sinaí, en Egipto, en el lugar donde, según la tradición bíblica, Moisés vio la zarza ardiente y recibió las Tablas de la Ley de manos de Dios, lo que lo convierte en un sitio sagrado para el judaísmo y el cristianismo.
La historia de este lugar comienza en el siglo IV, cuando la emperatriz Helena, madre de Constantino el Grande, ordenó construir una capilla en el sitio de la zarza ardiente. Posteriormente, el emperador bizantino Justiniano I mandó edificar, entre los años 527 y 565, el monasterio fortificado que hoy conocemos, integrando la capilla original. El monasterio fue dedicado inicialmente a la Virgen María (Theotokos), pero en el siglo IX, tras el hallazgo de las reliquias de Santa Catalina de Alejandría en una cueva cercana, adoptó su nombre y se convirtió en un importante centro de peregrinación.
Desde entonces, una comunidad de monjes —actualmente ortodoxos— no ha cesado nunca de custodiar el lugar, de orar constantemente, de celebrar la Sagrada Liturgia y de acoger a cientos de miles de peregrinos a lo largo de su historia.
Arbitrariedad islámica
La semana pasada, tras confusas informaciones, la agencia FIDES del Dicasterio de la Evangelización en el Vaticano confirmó que, tras quince siglos de autonomía, el monasterio ha pasado a ser propiedad del Estado egipcio, según una sentencia emitida por un oscuro tribunal pro-musulmán en Ismailia.
Según FIDES:
“La medida ha generado fuertes reacciones y profunda preocupación en el ámbito eclesial e internacional por el futuro del monasterio y su comunidad monástica”.
La sentencia, dictada el 28 de mayo, establece la confiscación de todos los bienes del monasterio, que pasan a ser gestionados por el Estado egipcio. A los monjes se les restringe el acceso a algunas propiedades, limitando su permanencia únicamente a fines litúrgicos y bajo condiciones impuestas por el nuevo propietario estatal.
El portal especializado orthodoxia.info ha descrito la decisión como
“una de las violaciones más graves de las libertades religiosas e individuales de los últimos siglos, especialmente en un contexto regional marcado por la inestabilidad”.
La disposición, que priva de facto al monasterio de su autonomía, llega tras un largo período de controversias legales y acciones judiciales iniciadas contra la relativa autonomía de gestión ejercida en el monasterio.
Algunos funcionarios egipcios defienden la medida como un acto para proteger el patrimonio cultural. El arqueólogo Abdel Rahim Rihan ha declarado que los bienes inmuebles del monasterio están sujetos a leyes de protección cultural, y que la decisión judicial busca “valorizar el patrimonio en beneficio del mundo y de los propios monjes”. Sin embargo, desde la comunidad monástica se denuncia una “expulsión de facto” de su propio monasterio.
La medida culmina en realidad años de disputas legales impulsadas por el Estado egipcio, que desde la época del gobierno de los “Hermanos Musulmanes” —una organización islamista fanática que ha dado origen a los peores movimientos terroristas musulmanes en el mundo— ha intentado controlar el monasterio. Analistas señalan que la sentencia refleja la incapacidad del presidente Abdel Fattah al-Sisi para contener a los sectores más radicales del llamado “Estado profundo”, algunos con vínculos con el salafismo, la corriente ideológica islámica sunita más radical, intolerante y anticristiana.
Según FIDES, ahora El Cairo debe gestionar una crisis con Grecia, que ha reaccionado duramente a la medida gubernamental sobre el monasterio, en un momento en el que Egipto se encuentra en el centro de los tumultuosos acontecimientos en Palestina, que también afectan a la península del Sinaí, zona en la que operan facciones yihadistas organizadas en el pasado en el Sinaí que han amenazado el monasterio, llegando incluso a llevar a cabo ataques con comandos armados.
Patrimonio de la Humanidad
El monasterio fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2002, tanto por su valor histórico como por su riqueza artística y documental. Alberga una de las bibliotecas más antiguas y valiosas del mundo, con más de 4.500 manuscritos en griego, árabe, siríaco y otras lenguas, muchos de ellos anteriores al siglo X. Entre sus tesoros destaca el Codex Sinaiticus, uno de los manuscritos bíblicos más antiguos, y una colección de iconos bizantinos únicos, algunos del siglo VI.
A lo largo de los siglos, el monasterio ha sido respetado tanto por cristianos como por musulmanes. Incluso alberga una mezquita dentro de su recinto, reflejo de la convivencia pacífica y la protección que las tribus beduinas y los líderes musulmanes han brindado a los monjes. Esta armonía interreligiosa constituye parte esencial de la identidad del monasterio.
Según el sitio Orthodoxia, el texto oficial aprobado por la UNESCO en 2002 es claro y no deja lugar a interpretaciones equívocas:
“El Monasterio es propiedad de la Iglesia Ortodoxa Griega y pertenece a la Arquidiócesis del Sinaí”. Según el sistema jerárquico de la Iglesia Ortodoxa Oriental, es autónoma e independiente, bajo la administración del Abad, que lleva el título de Arzobispo.
La protección del complejo monástico no se limita a los edificios históricos, sino que abarca todos los aspectos de la vida cotidiana de la comunidad monástica: cualquier intervención para la conservación de los edificios es evaluada con sumo cuidado tanto por las autoridades del Monasterio como por el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto. No se permite nada que pueda comprometer, ni siquiera mínimamente, la autenticidad de los edificios.
Urgencia de la reacción internacional
La reacción del arzobispo greco-ortodoxo de Atenas, Ieronymos, ha sido inmediata. “No quiero y no puedo creer”, ha declarado Ieronymos, “que hoy el helenismo y la ortodoxia estén viviendo otra ‘conquista’ histórica”. “Este faro espiritual de la ortodoxia y el helenismo – ha añadido – se enfrenta ahora a una cuestión de supervivencia”.
La reacción de los monjes también ha sido contundente. Ya está prevista una campaña internacional de sensibilización e información dirigida a las Iglesias y otras comunidades religiosas, con el objetivo de lograr la revocación de la decisión.
La comunidad internacional cuenta con una oportunidad: Egipto quiere reivindicar por primera vez el liderazgo de la UNESCO, promoviendo la candidatura de Khalid El Enani, ex ministro de Turismo y Antigüedades. Su candidatura cuenta con el apoyo de países de África y del mundo árabe, pero necesita el respaldo de Europa, incluidos Grecia y Chipre.
Como señala el analista griego Nikos Meletis:
“la acción más adecuada por parte de Egipto, si realmente quiere fortalecer su imagen a nivel internacional, es honrar el compromiso que ella misma firmó: es decir, respetar los principios de la UNESCO que actualmente invoca”.