¿Regresa un sacerdote corrupto al servicio del Vaticano?
Monseñor Capella, condenado por consumir y compartir pornografía infantil, parece estar de regreso al servicio de la Santa Sede
Monseñor Carlo Alberto Capella
La reciente revelación de Infovaticana, según la cual monseñor Carlo Alberto Capella, condenado en 2018 por posesión y distribución de pornografía infantil, habría sido reinsertado en la curia vaticana y reside en la prestigiosa residencia San Benedetto —lugar emblemático de la diplomacia de la Santa Sede— ha generado una ola de indignación dentro y fuera de la Iglesia.
Este hecho resulta aún más polémico al saberse que la misma residencia ha sido ocupada por funcionarios de la Curia vaticana, o por personajes como el controvertido monseñor Jordi Bertomeu; subrayando la gravedad simbólica y eclesial del caso.
De diplomático a convicto
Carlo Alberto Capella, originario de Capri y ordenado sacerdote en la Arquidiócesis de Milán en 1993, fue promovido a la carrera diplomática vaticana por el cardenal Carlo Maria Martini. Sirvió en las nunciaturas de India, Hong Kong y Washington D.C., y en la Secretaría de Estado en Roma. En 2016, fue trasladado a la nunciatura en Estados Unidos, donde, según sus propias confesiones, comenzó a consumir pornografía infantil. La Secretaría de Estado de Estados Unidos informó al Vaticano, Capella dejó la capital norteamericana repentinamente, la justicia norteamericana solicitó su extradición para ser juzgado de acuerdo a las draconianas leyes del país; pero el Vaticano decidió negar la extradición y juzgarlo localmente.
Confesiones y detalles del juicio
Durante el juicio celebrado en el Vaticano, Capella admitió abiertamente los cargos de posesión y distribución de pornografía infantil. Relató que su "crisis personal" comenzó tras su traslado a Washington D.C., donde se sintió vacío y desmotivado. Inicialmente buscaba memes y fotos de animales en internet para aliviar su aburrimiento, pero terminó cayendo en la búsqueda y el intercambio de pornografía infantil a través de la plataforma Tumblr.
Capella afirmó que nunca había tenido interés en la pornografía antes de esa etapa y que su conducta fue producto de una "fragilidad" y una "crisis interna". Sin embargo, la investigación demostró que no se trató de un hecho aislado: se hallaron entre 40 y 55 imágenes, algunas de ellas explícitamente sexuales y con menores de entre 14 y 17 años, además de cómics japoneses de contenido sexual infantil. Parte del material fue recuperado de dispositivos y de la nube, que se había compartido en chats.
La condena de Capella
Luego de un juicio sumario y al recibir su condena, Capella dijo entonces:
"Lamento que mi debilidad haya perjudicado a la Iglesia, a la Santa Sede y a mi diócesis. También perjudiqué a mi familia y estoy arrepentido".
El tribunal vaticano lo condenó a cinco años de prisión y a una multa de 5.000 euros, en el primer juicio de este tipo en la historia del Vaticano bajo la ley de 2013 que penaliza específicamente la posesión y distribución de pornografía infantil.
El escándalo de su reinserción
Lo que ha encendido la polémica es que, siete años después de la condena, Capella no solo está en libertad -aparentemente tras cumplir su condena- sino que vive en la residencia San Benedetto, destinada a altos cargos de la diplomacia vaticana y situada a escasos metros de donde reside el propio Papa. Testimonios confirman que Capella no solo está protegido sino que aparentemente realiza "tareas internas" en la curia, lo que sugiere una reintegración activa en los circuitos clericales más próximos al poder.
Esta situación contrasta con la supuesta política de "tolerancia cero" proclamada por el Vaticano respecto a los delitos de abuso y explotación infantil, y pone en duda la transparencia y la voluntad real de erradicar el encubrimiento y la impunidad dentro de la Iglesia.
Perdón y responsabilidad
Los católicos firmemente creemos en el perdón y la redención. Mons. Capella tiene derecho no solo a ser comprendido y perdonado, sino también a recibir una nueva oportunidad a seguir su vida cristiana de la mejor manera posible.
Pero esta nueva oportunidad no puede ser a costa del escándalo en la Iglesia. El caso de monseñor Capella es más que un episodio individual: es un símbolo de la decisión de la Iglesia de combatir los abusos sexuales, especialmente cuando involucra a menores; y en qué medida las palabras se convierten en acciones.
Capella ciertamente no fue restaurado a funciones vaticanas por el Papa León XIV, pero corresponderá al nuevo Pontífice determinar si este es un escándalo que la Santa Sede puede tolerar.