Los recuerdos imborrables de San Juan Pablo II
El antiguo acólito de San Juan Pablo II, hoy Cardenal de la Iglesia, recuerda las últimas horas y la partida inolvidable de Juan Pablo II el Grande 20 años atrás
El Cardenal Konrad Krajewski actual Limosnero Papal y ceremoniero de San Juan Pablo II (Foto: Don Marek Weresa)
En una entrevista con Radio Vaticana, el Cardenal Konrad Krajewski, actual Limosnero Papal y cercano asistente del Papa Wojtyla relató los últimos momentos vividos junto a San Juan Pablo II aquella víspera del Domingo de la Divina Misericordia.
Después de atestiguar la muerte del querido Papa en la habitación pontificia y tras el anuncio oficial del entonces Arzobispo Leonardo Sandri, El cardenal recuerda claramente la noche del 2 al 3 de abril de aquel 2005.
"Después de la medianoche, al regresar a casa, noté que el mundo se había paralizado. El mundo se arrodilló allí mismo, en la Plaza de San Pedro. Todas las calles alrededor del Vaticano estaban llenas de gente y reinaba un silencio absoluto. No había nadie en tiendas ni restaurantes; todos estaban de pie rezando. De alguna manera, la intensa tensión asociada con la partida del papa Juan Pablo II se disipó repentinamente, y llegó el momento de reflexionar. Y se veía en los ojos de la gente. Todos nos preguntábamos por qué no éramos como el papa Juan Pablo II; por qué él era santo y nosotros no, a pesar de estar tan cerca de él.
El Cardenal Krajewski relató luego algunas características poco conocidas del Papa Juan Pablo II:
"Antes de salir a presidir la liturgia, hablaba primero con Dios, y al salir, lo representaba, por eso sus palabras eran tan conmovedoras y transformadoras. Antes del inicio de cualquier celebración, en la sacristía, el Papa Juan Pablo II estaba físicamente ausente, inmerso en oración, y en esa misma ausencia, se encontraba con Dios. No me di cuenta entonces de que esto era santidad. Para mí eso era normal porque durante siete años, varias veces por semana, veía al Santo Padre exactamente así”.
Cuando Radio Vaticana preguntó al Cardenal Krajewski cuál es la lección que los católicos de hoy podríamos sacar de San Juan Pablo II, dijo que es vivir la plenitud del Evangelio.
“El Papa Juan Pablo II vivió según la lógica del Evangelio y resolvió los problemas del mundo con esa misma lógica; y esto es un desafío, considerando cómo el Papa fue atacado tanto en vida como después de su muerte. Sin embargo, como Jesús mismo predijo: 'Si me han perseguido a mí, también os perseguirán a vosotros'. Y esto sucederá si continuamos viviendo según la verdad de Dios".
Las misas de todos los jueves
Recordando cómo comenzó la tradición de las misas celebradas en la tumba de San Juan Pablo II, el Cardenal Krajewski relató que la primera de ellas se celebró en las grutas vaticanas un día jueves, "para conmemorar la institución de la Eucaristía y el sacerdocio".
Durante aquel primer servicio, se leyó el testamento del papa polaco, en el que instó a los cristianos a celebrar la Misa y a practicar la oración constante. Desde ese día, se han celebrado misas los jueves en su tumba: primero en la cripta y, tras su beatificación, en el altar de San Sebastián de la Basílica de San Pedro.
Durante los últimos veinte años, la Misa se ha celebrado ininterrumpidamente todos los jueves, excepto el Jueves Santo.
Cada semana, la zona frente a la tumba del Papa Juan Pablo II se llena de un nutrido grupo de polacos residentes en Roma, así como de quienes peregrinan a la Ciudad Eterna, especialmente ahora durante el Año Jubilar.
Las misas siempre están llenas y, recientemente, se han unido incluso más de 100 sacerdotes. Según el Cardenal Krajewski "este es un signo de unidad, de estar juntos. Juan Pablo II nos une".