¿Es el Sínodo Italiano una advertencia para el mundo?
El Sínodo italiano, querido por el Papa Francisco como “modelo sinodal” ha naufragado porque los laicos más poderosos lo consideran “insuficientemente progresista”
El borrador del documento final del Sínodo de la Iglesia en Italia, después de cuatro años de trabajo, ha sido bloqueado por los laicos “rebeldes” en un episodio que deja lecciones preocupantes para los planes sinodales a nivel mundial que comenzarán este año.
Qué pasó
En un artículo publicado en la Nuova Bussola Quotidiana, el periodista y analista italiano Stefano Fontana relata que cuando todo parecía que iba según lo planeado por los obispos italianos, el borrador del documento final de la Asamblea Sinodal fue cuestionado, el trabajo suspendido y finalmente pospuesto hasta el próximo otoño europeo. ¿La razón? El texto del proyecto propuesto no satisfizo a la mayoría progresista de los presentes en la asamblea que querían algo más “profético” y “valiente”.
Pese a que el Sínodo debió ser un evento eminentemente episcopal -es decir, de obispos, aunque con la ayuda habitual de consultores-, el episcopado italiano trató de ampliar la discusión a una “asamblea eclesial”, tal como la que está prometiendo, a nivel mundial, la Secretaría del Sínodo de los Obispos.
Y el grupo de laicos “progres” -muy bien organizados- se encargaron de presentar el borrador como el esfuerzo de los “dirigentes” -los obispos de “frenar el impulso innovador”, bloqueando el camino “desde arriba”, mientras que el “pueblo de Dios” pretendía seguir abierto a las innovaciones “sugeridas por el Espíritu”.
El problema de “Asamblea eclesial”
Fontana describe así el problema:
El Sínodo confirmó su carácter artificial y su función en un proyecto de cambio de la visión de la Iglesia. Una “asamblea” eclesial no tiene carácter teológico y no está claro qué valor debe tener su documento final, más allá del de forzar un proceso continuo. Los participantes en esa asamblea eran como “autoconvocados” o una élite de personas designadas según un criterio desconocido”.
El problema, señala el analista, comenzó con la selección de los delegados, que, según afirma, se había realizado según criterios políticos eclesiásticos.
Una asamblea sinodal de ese tipo no satisface ni las necesidades teológicas y canónicas ni las democráticas, por lo que no representa a nadie y menos aún puede expresar alguna forma de “profecía”.
Explotando el desinterés
La capacidad de presión de la élite poco representativa se ve lamentablemente fortalecida por el fenómeno más importante: que en la base de la Iglesia italiana no ha habido interés por el camino sinodal.
La mayoría de los fieles ni siquiera saben que ha sucedido algo. El camino ha implicado a pocos y siempre a esos. Han habido muchas formas de participación por “deber” pero sin convicción.
Esta realidad debería ser suficiente para reconocer el fracaso del “camino sinodal” y comenzar desde cero. Pero Fontana dice que esa indiferencia más bien va a ser utilizada por la élite a su favor:
La nueva sinodalidad se impondrá en la base eclesial y también quienes hasta ahora no han oído hablar de ella sufrirán igualmente las consecuencias. Desde ahora y hasta octubre se intensificará este proceso para reeducar a los fieles para que acepten “voluntariamente” los cambios.
¿Y cuáles son las características de estos “cambios” supuestamente deseados por “el pueblo”?
Fontana toma el ejemplo de un texto escrito por el director del semanario de Vicenza -una diócesis al oeste de Venecia- que con lenguaje elíptico desvergonzadamente propone:
La "pirámide invertida" donde el “pueblo” gobierna sobre los obispos
La entrada de la mujer en la liturgia
La aceptación de toda “diversidad” especialmente sexual
La reducción del sacerdocio ordenado
El estilo asambleario como principal método de toma de decisiones
La priorización de la protección del medio ambiente
“Estas iniciativas continuarán -dice Fontana-, especialmente a través de algunas ‘emergencias’ presentadas como oportunidades: la escasez de sacerdotes y el desafío de las unidades pastorales”.
Este choque, que ha postergado la batalla sinodal italiana para octubre, seguirá, augura el analista, porque “no se desarrolla sólo en el aula sinodal del Vaticano”, sino que ahora se realizará en todo el mundo.
La oscuridad crece y llegará a nuestras costas... Estemos atentos!
Impresionante estas cosas en verdad.