El Papa León y los cultores de la pachamama
En un breve pero contundente telegrama, el Papa León XIV reitera a los miembros de otra burocracia eclesial latinoamericana la primacía de Jesucristo
El Cardenal jesuita Pedro Barreto Jimeno, Presidente de la CEAMA
La Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) es, quizá, la anomalía más escandalosa de la Iglesia en América Latina. Surgida como fruto envenenado del controvertido Sínodo de la Amazonía, representa el extravío del episcopado latinoamericano hacia la sociología, la economía y el medio ambiente, en detrimento del anuncio del Evangelio.
El Sínodo de la Amazonía de 2019, que dio origen a esta estructura, quedó grabado en la memoria de los católicos no por sus frutos pastorales, sino por su escenografía: los pasacalles con mujeres semidesnudas, el ritual pagano en los jardines vaticanos y la entronización de la “Pachamama” como ídolo principal en la Iglesia de Santa María in Traspontina. Fue necesaria la acción de un fiel indignado, que una madrugada retiró estas estatuas para arrojarlas al río Tíber, grabando su gesto como testimonio de protesta.
Una burocracia sin evangelio
La CEAMA es, además, una estructura burocrática costosa e innecesaria, sostenida por el dinero de la cooperación alemana, que multiplica reuniones internacionales para prelados y se superpone a las ya existentes estructuras continentales. No produce evangelización, solo documentos y agendas políticas.
¿Y quién los inspira? Figuras como el obispo emérito de Xingu (Brasil) Mons. Erwin Kräutler, verdadero emblema de esta deriva: un prelado que, en nombre del “respeto” a las culturas indígenas, se negaba a bautizar a los aborígenes que estaban bajo su responsabilidad, porque eso sería “colonialismo religioso”. En otras palabras: negarse a dar la vida sacramental de la Iglesia en nombre de la cultura.
Por eso no sorprende que la CEAMA siga promoviendo lo que el Papa Francisco, incluso en su pontificado marcadamente progresista, se negó a aprobar: sacerdotes casados, ordenación de mujeres y la creación de un “rito amazónico” donde caben ceremonias a la Pachamama y otros ritos paganos.
Además, la organización deliberadamente se constituyó como “Conferencia eclesial” y no episcopal: para que la enorme burocracia de activistas socialistas laicos, la mayoría del Brasil, puedan controlar la organización. No es casualidad que salvo el presidente, los demás puestos estén repartidos entre laicos militantes.
Esto lo reiteró el prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, el Cardenal Michael Czerny, al recordar que el carácter de “eclesial” significa que participan no solo obispos, sino también “laicos, religiosos, pueblos originarios y expertos”.
Para colmo, la institución está presidida por el cardenal jesuita Pedro Barreto, con más de 80 años cumplidos y, por tanto, fuera de la edad de servicio episcopal activo según las normas de la Iglesia.
Habla el Papa
A esta organización, expresión suprema del abandono de la misión evangelizadora, el Papa León XIV, por medio de un telegrama enviado a través del cardenal secretario Pietro Parolin, respondió con un texto que —con la cortesía diplomática propia del estilo vaticano— resulta contundente en su contraste.
El telegrama, sin palabras altisonantes plantea principios no solo esenciales sino contrarios los que promueven los delegados reunidos en Bogotá:
Es preciso que Jesucristo “sea anunciado con claridad e inmensa caridad entre los habitantes de la Amazonía”.
Hay que esforzarse por "darles fresco y limpio el pan de la Buena Nueva y el alimento celeste de la Eucaristía".
Deben recordar que "allí donde se predica el nombre de Cristo la injusticia retrocede proporcionalmente pues, como asevera el Apóstol Pablo, toda explotación del hombre por el hombre desaparece si somos capaces de recibirnos unos a otros como hermanos".
Deben cuidar que quien defiende los bienes creados “no se someta a ellos como esclavo o adorador de la naturaleza ya que las cosas nos han sido dadas para conseguir nuestro fin de alabar a Dios y obtener así la salvación de nuestras almas"
Y el texto recuerda que esta última sobre el verdadero sentido de la naturaleza, ha sido tomada de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola; un mensaje no tan sutil a Pedro Barreto y los demás jesuitas involucrados en la organización.
Aquí el texto completo del mensaje del Papa León a la CEAMA
Su Eminencia Reverendísima Card. Pedro Ricardo Barreto Jimeno, S.J., presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía:
El Papa León XIV saluda cordialmente a Vuestra Eminencia, así como a los participantes en el encuentro de los obispos de la Amazonía, que se celebra del 17 al 20 de agosto en Bogotá.
Su Santidad les agradece el esfuerzo realizado por promover el mayor bien de la Iglesia en favor de los fieles del amado territorio amazónico y, teniendo en cuenta lo aprendido en el Sínodo sobre la escucha y participación de todas las vocaciones en la Iglesia, los exhorta a buscar, en base a la unidad y colegialidad propia de un «organismo episcopal» (cf. Documento final del Sínodo especial para la Amazonía, 115), cómo ayudar de manera concreta y eficaz a los obispos diocesanos y los vicarios apostólicos a llevar a cabo su misión.
A este respecto, los invita a tener presentes tres dimensiones que están interconectadas en la labor pastoral de esa región: la misión de la Iglesia de anunciar el Evangelio a todos los hombres (cf. Decreto Ad gentes, 1), el trato justo a los pueblos que allí habitan y el cuidado de la casa común.
Es preciso que Jesucristo, en quien se recapitulan todas las cosas (cf. Ef 1,10), sea anunciado con claridad e inmensa caridad entre los habitantes de la Amazonía, de tal manera que hemos de esforzarnos por darles fresco y limpio el pan de la Buena Nueva y el alimento celeste de la Eucaristía, único medio para ser realmente Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo.
En esta misión, nos mueve la certeza, confirmada por la historia de la Iglesia, de que allí donde se predica el nombre de Cristo la injusticia retrocede proporcionalmente pues, como asevera el Apóstol Pablo, toda explotación del hombre por el hombre desaparece si somos capaces de recibirnos unos a otros como hermanos (cf. Flm 1,16).
Dentro de esta doctrina perenne, no menos evidente es el derecho y el deber de cuidar de la «casa» que Dios Padre nos ha confiado como a administradores solícitos, de modo que nadie destruya irresponsablemente los bienes naturales que hablan de la bondad y belleza del Creador, ni, tanto menos, se someta a ellos como esclavo o adorador de la naturaleza ya que las cosas nos han sido dadas para conseguir nuestro fin de alabar a Dios y obtener así la salvación de nuestras almas (cf. S. Ignacio de Loyola, Ejercicios espirituales, 23).
Crecen las diferencias
No hace falta subrayar demasiado para notar el contraste: donde la CEAMA promueve burocracia, rituales paganos y agendas ideológicas, León XIV devuelve la atención al núcleo de la misión de la Iglesia: anunciar el Evangelio, dar el pan limpio de la Buena Nueva y la Eucaristía, y recordar que la justicia social no es producto de asambleas o proyectos financiados por Alemania, sino fruto de la predicación de Cristo.