El desconocido Titán que fundó ACI Prensa
La agencia de noticias ACI Prensa cumple este 13 de marzo 45 años de fundada, y rinde merecido homenaje a su fundador, el misionero alemán Adalberto María Mohn
El misionero comboniano alemán Adalberto María Mohn, fundador de ACI Prensa
ACI Prensa, la agencia de noticias católica más importante del mundo, celebra este jueves 13 de marzo de 2025, 45 años de haber sido inaugurada. Esta es una buena ocasión para recordar a su fundador, el poco conocido pero excepcional misionero comboniano alemán Adalberto María Mohn.
El P. Mohn solo pudo estar involucrado con la agencia que él fundó y financió inicialmente por poco más de un año. El carácter crítico que la agencia tenía hacia la dominante teología de la liberación de entonces y su fidelidad al naciente magisterio del entonces recién elegido Papa Juan Pablo II, hizo que su comunidad, la de los Misioneros Combonianos, recibiera enorme presión para que él cerrara la agencia que había fundado e impulsado. El P. Mohn decidió obedecer y al mismo tiempo ser fiel a su conciencia, alejándose de ella completamente pero dejándola sobrevivir, en manos de los entonces jóvenes católicos que él había reunido, incluyéndome.
Recordando al P. Mohn
"Nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en ti" Estas fueron las palabras, tomadas de San Agustín, con las que el Padre Josef Pfanner inició su homilía en el funeral del Padre Mohn. Unas palabras que podrían resumir muy bien su vida.
Como dice su obituario en la página web de los Combonianos, “el Padre Mohn fue una persona dinámica y creativa, siempre con nuevas ideas y proyectos, los cuales ponía en práctica sin vacilación tan pronto maduraban y eran aprobados”.
Orígenes y vocación
El Padre Mohn nació en Bernau, en la diócesis de Berlín, el 24 de enero de 1924. Su padre era maestro de escuela. En 1946, tras el fallecimiento de su tío, el obispo Alois Mohn, Prefecto Apostólico de Lydenburg en Sudáfrica, Adalberto decidió seguir con su herencia: hacerse sacerdote y unirse a los Misioneros Combonianos.
Antes de ello, sin embargo, se vio obligado a alistarse en el ejército alemán y, entre 1942 y 1945, fue miembro de la fuerza aérea. Más tarde, el 3 de octubre de 1947, en la festividad de Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones, ingresó en el postulantado de los Misioneros Combonianos en Bamberg, donde realizó su noviciado. Fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1951 en Bamberg.
Misión en Ecuador
Tras trabajar durante muchos años en España y dominar el español, en 1972 el Padre Mohn fue asignado a Ecuador, al Vicariato Apostólico de Esmeraldas. Su buena salud le permitió resistir las condiciones climáticas desfavorables de su misión en Borbón, en los ríos Cayapa y Santiago, de la cual estuvo a cargo. El centro cultural de Borbón y las numerosas capillas e iglesias construidas en la región son testigos de su legado.
El obispo Enrico Bartolucci de Esmeraldas escribió sobre él:
"El Padre Mohn dedicó cinco años de su vida misionera al Vicariato de Esmeraldas. No perdió el ánimo cuando una gran inundación arrasó una docena de aldeas a lo largo del río Santiago y cuando un incendio destruyó la iglesia parroquial y la casa del párroco de Borbón. La gente lo amaba y veneraba, aunque les exigía mucho, porque experimentaban a diario la incondicionalidad y la generosidad con la que los defendía. Siempre admiré su sólida espiritualidad y su familiaridad con la teología y las Sagradas Escrituras. Tenía en alta estima la religiosidad popular, procurando, sin embargo, purificarla y enriquecerla con la Palabra de Dios, evitando por todos los medios herir sus sentimientos religiosos."
Su etapa en Perú
Tras un año de descanso en Alemania, en 1978 partió hacia Perú, iniciando una nueva fase en su industriosa vida. En Lima fundó el Centro de Animación Misionera (CAM) y creó dos revistas misioneras: Misión sin Fronteras y Aguiluchos. Ambas iniciativas tuvieron un gran éxito y, durante sus primeros tres años cruciales, lograron sostenerse también gracias a la ayuda de numerosos benefactores que el Padre Mohn pudo encontrar en Europa.
Fue en 1979 cuando, preocupado por la ausencia en el Perú de un medio católico nacional, decidió crear la que entonces llamó: “Agencia Católica de Informaciones en América Latina”, hoy ACI Prensa.
Luego de alquilar una oficina en el distrito de Lince en la capital peruana, el sacerdote reunió un equipo de jóvenes, la mayoría de ellos vinculados al Sodalicio de Vida Cristiana. Entre ellos yo, que acababa de iniciar mis estudios de periodismo en la Universidad de Lima, después de haber completado tres años de formación filosófica en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima.
Fue a inicios de 1981 cuando se vio obligado a dejar la agencia, y nunca miró hacia atrás. De hecho, la fundación de ACI Prensa nunca aparece en su biografía o en su obituario, pero no tengo duda que es su legado más importante.
Sus talentos y legado
Tras su muerte, su hermano de comunidad, el P. Georg Klose MCCJ, escribió un obituario que le rindió sincero homenaje; pero que dejó de señalar características que hacían del P. Mohn un hombre único, un auténtico revolucionario.
El Padre Mohn poseía numerosos talentos y dones excepcionales. Su extraordinaria memoria le permitía aprender idiomas extranjeros con facilidad y rapidez. Su buena salud le facilitaba organizar diversas actividades simultáneamente e iniciar otras nuevas. Todo lo que se le pedía, lo realizaba con gran entusiasmo y competencia. Nunca se dejó desanimar por las dificultades ni se rindió. Persiguió sus objetivos con constancia y tenacidad, y sus singulares dotes organizativas le ayudaron a triunfar en todas sus iniciativas. Además, su carisma personal le permitía ganarse a la gente e involucrarla en sus proyectos.
El Padre Mohn fue un misionero comboniano de corazón y alma. Dedicó toda su vida al servicio del objetivo misionero del Instituto: enseñar el Evangelio a todos. Su capacidad de trabajo era legendaria.
Pero la parte más reveladora del obituario, que explica el impulso que llevó al P. Mohn a fundar ACI Prensa a contracorriente de las modas teológicas de entonces dice lo siguiente:
No encajaba fácilmente en categorías establecidas. Su entusiasmo a veces no tenía límites, llegando incluso a perder el sentido de la proporción. No se adaptaba fácilmente a una vida regulada por normas estrictas, y el trabajo en equipo le resultaba desafiante, aunque necesitaba el apoyo de su comunidad para realizar su labor. Sus superiores y compañeros, conscientes de su carácter y de que nunca escatimó esfuerzos por el Reino de Dios, a menudo pasaban por alto algunas de sus iniciativas, que excedían la prudencia humana. Amaba al Instituto, al Papa y a la Iglesia, y fue siempre leal a ellos.
Su última etapa
En octubre de 1986, después de concluir uno de sus “tours” europeos solicitando ayuda económica para sus iniciativas misioneras, de camino a la ciudad de Ellwangen en Alemania, sufrió un ataque de asma cardíaca y, gracias a una serie de circunstancias fortuitas, logró sobrevivir y se recuperó lentamente en el hospital.
Después de un largo internamiento hospitalario, y cuando parecía que finalmente podía regresar a sus amadas tareas apostólicas, se preparó para regresar al Perú.
Su vuelo de regreso estaba programado para el 17 de marzo. Sin embargo, por la mañana, antes de partir hacia el aeropuerto, sufrió un nuevo ataque. Fue trasladado de inmediato al hospital, pero ya era demasiado tarde. Aún con muchos planes en mente, con el equipaje en las manos y el billete de avión en el bolsillo, la muerte lo alcanzó, desviándolo hacia otra dirección: el Cielo.
Como concluye su obituario:
Solo la muerte pudo detener su entusiasmo por la acción.
No me cabe duda de que el P. Mohn está intercediendo por ACI Prensa desde el Cielo.
Muy interesante esto estimado amigo, porque no lo sabía en verdad.