Cuando lo innecesario se vuelve perjudicial
La reciente publicación por parte del Dicasterio para la Doctrina de la Fe de Mater Populi Fidelis marca un giro problemático -e innecesario- para el Papa
Como es sabido, los ochenta largos párrafos de a nota doctrinal Mater Populi Fidelis básicamente se enfocan a determinar que el título mariano de “corredentora” no es correcto y no debe ser usado, mientras que el aledaño título de María mediadora de todas las gracias debe ser utilizado lo menos posible.
¿A razón de qué se publica la nota?
Desde hace años, el título de «Corredentora» para la Bienaventurada Virgen María había quedado, digamos, en suspenso. Benedicto XVI declaró que la proclamación de dicho dogma “no era oportuna”, no porque lo rechazara de plano, sino porque estimaba que el “momento” no había llegado.
Ese silencio institucional favorecía una convivencia prudente entre la devoción mariana legítima y las prioridades doctrinales de la Iglesia.
Sin embargo, en ciertos círculos más tradicionales, la demanda -limitada, dispersa- de proclamar formalmente a María como Corredentora (y/o Mediadora de todas las gracias) nunca desapareció. Era un clamor persistente, pero pequeño.
En ese contexto, es difícil no pensar que Mater Populi Fidelis, encargada por el Papa Francisco y completada durante los últimos meses del Papa Francisco, es algo más que parte de la obsesión del previo pontificado de darle constantemente una patada a los “tradicionalistas”, o a los percibidos como tales. Porque el resto del Pueblo de Dios, como he podido comprobar, simplemente se rasca la cabeza preguntándose ¿Qué pasó acá?.
Mi postura personal
Con mis limitados conocimientos teológicos y con una devoción sincera a la Santísima Virgen María coincido con la línea de Benedicto XVI: el título de corredentora no añade nada esencial a María que no esté ya contemplado en otros dogmas marianos.
Pero conociendo la compleja historia de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, donde la Iglesia decidió en contra de las opiniones de titanes de la Fe como Santo Tomás de Aquino y San Bernardo de Claraval; entiendo que el tema, con el paso del tiempo, puede madurar en esa dirección.
Así que no tengo “un perro en esta pelea” en el sentido de defender a ultranza ese título. Pero justamente por eso me preocupa el “cómo” y el “cuándo” de esta intervención.
Porque en un momento en el que el Papa León XIV está claramente esmerándose por recuperar la unidad tan fracturada por su predecesor, al mismo tiempo de no distanciarse de él, la decisión de emitir una nota que desaconseja los títulos de «Corredentora» y «Mediadora de todas las gracias», genera un malestar innecesario
Entra el P. Santiago Martín
El P. Santiago Martín, FM, fundador de los Franciscanos de María y uno de los predicadores más pulidos de habla española, dedicó su vídeo semanal a abordar este tema. Y creo que el mejor servicio que puedo prestar a la Iglesia respecto de este tema, es apuntar a su lúcido comentario al respecto.
Para subrayar lo que entra en juego, transcribo adaptadas sus palabras y resalto las preguntas que plantea y que merecen ser tenidas en cuenta: el vídeo del P. Martín, que puede verse en YouTube.
«La publicación … ha tenido el efecto equivalente a golpear con un palo un avispero. La reacción está siendo fortísima.
Primera pregunta: ¿A quién perjudica esta nota doctrinal? Si el Papa está intentando unir a la Iglesia, ¿beneficia esta nota a ese objetivo esencial?
Segunda pregunta: ¿los títulos perjudican el diálogo ecuménico? La nota argumenta que ambos títulos … dañarían el diálogo ecuménico. ¿Se puede honestamente afirmar eso …? ¿Es el ecumenismo un motivo o una excusa?
Tercera pregunta: ¿Crean confusión los dos títulos y por ello no es conveniente su uso porque habría que estar dando explicaciones continuamente? Todos los dogmas de fe, sin excepción, han sido proclamados no solo para poner fin a discusiones y a confusiones, sino después de mucho tiempo de luchas teológicas…
Cuarta pregunta. ¿Por qué se han despreciado las afirmaciones de tantos santos y papas a favor de los dos títulos cuestionados? …
La última pregunta, ¿a quién favorece decir que María es corredentora? … ¿No se podría haber aprovechado el título … para explicar que aceptar la cruz de cada día … da dignidad al que sufre …?»
Las preguntas del P. Martín no son retóricas y recomiendo escucharlas completas porque mi resúmen no les hace total justicia: plantean tensiones reales entre devoción, teología, ecumenismo y pastoral.
Y es difícil no llegar a la incómoda conclusión de que el documento bien podría ser perjudicial: porque el modo y momento de la intervención reavivan fisuras en lugar de sanarlas; porque puede minar la confianza de los fieles que habían abrazado esos títulos; porque plantea interrogantes sobre la coherencia entre unidad y precisión doctrinal.
Todo esto en un momento en que el Papa León trata denodadamente de liderar a la Iglesia con acompañamiento, claridad, devoción sana; para lo que necesita evitar polémicas innecesarias.



